Qué es la disgrafía
La disgrafía es un trastorno neurológico que dificulta la expresión escrita en el niño. Se vincula con problemas de coordinación muscular, afectando el control del lápiz o instrumento de escritura. Si observas características inusuales en la escritura de un niño, es posible que estemos ante un caso de disgrafía.
La disgrafía no solo afecta la caligrafía o la ortografía, sino que es un conjunto de desafíos relacionados con la expresión escrita. Es crucial reconocerla a tiempo para garantizar un apoyo adecuado y permitir que el niño desarrolle habilidades comunicativas efectivas.
Causas de la disgrafía
La disgrafía, al igual que otros trastornos, no tiene una única causa definida. La disgrafía surge de la interacción de varios factores. Reconocer y entender estas causas es el primer paso para brindar el apoyo adecuado a los niños afectados. Es vital considerar y respetar las diferencias individuales para potenciar un desarrollo óptimo de las habilidades escritas.
Varios factores pueden contribuir a su aparición:
- Factores neurológicos: Aunque no se vincula con enfermedades neuronales graves, un déficit neuronal podría dificultar al niño la tarea de organizar y plasmar información por escrito adecuadamente.
- Factores psicomotrices: La coordinación y desarrollo motriz varían en cada niño. Un retraso o alteración en este desarrollo puede generar dificultades en la coordinación mano-brazo, afectando la escritura.
- Factores viso-perceptivos: Se refiere a desafíos en el reconocimiento visual.
- Factores viso-motrices: Están relacionados con la coordinación entre los movimientos corporales y la visión.
- Factores pedagógicos: Una enseñanza rígida que no se adapta a las diferencias individuales puede ser un factor desencadenante.
- Factores genéticos: Si uno de los progenitores tuvo disgrafía, el riesgo de que su hijo la desarrolle aumenta.
- Ambidiestros: Forzar a niños zurdos a escribir con la mano derecha puede desencadenar disgrafía.
Tipos de disgrafía
Entender los diferentes tipos de disgrafía es fundamental para abordar el problema de forma adecuada. Cada tipo requiere un enfoque específico de intervención y apoyo. Identificarlo a tiempo y trabajar de la mano con profesionales puede marcar una diferencia significativa en el desarrollo y bienestar del niño.
La disgrafía, al tratarse de un trastorno complejo, se divide en diferentes tipos en función de sus características y causas:
- Disgrafía Motriz:
- Características: Relacionada con trastornos psicomotores. Los niños entienden la relación entre sonidos y su representación gráfica, pero tienen problemas al plasmarlo por escrito.
- Manifestaciones: Escritura lenta, movimientos gráficos erráticos, dificultad en distinguir signos gráficos, mala postura al escribir y sujeción inadecuada del lápiz.
- Disgrafía Específica:
- Características: No está vinculada a problemas motores, sino a una percepción errónea de formas, desorientación espacial y temporal, y problemas de ritmo.
- Manifestaciones: Rigidez en la escritura, trazos sueltos, impulsividad, torpeza y meticulosidad en el proceso de escritura.
- Disgrafía Adquirida:
- Características: Surge a raíz de lesiones cerebrales en individuos que previamente podían escribir.
- Central: Afecta aspectos lingüísticos de la escritura.
- Periférica: Problemas al recordar movimientos para trazar letras o palabras.
- Características: Surge a raíz de lesiones cerebrales en individuos que previamente podían escribir.
- Disgrafía Evolutiva:
- Características: Se presenta en niños menores de siete años o en quienes están aprendiendo a leer y escribir. Se subdivide en:
- Fonológica: Dificultades en conectar sonidos con su representación gráfica.
- Superficial: Problemas en el reconocimiento visual de palabras.
- Características: Se presenta en niños menores de siete años o en quienes están aprendiendo a leer y escribir. Se subdivide en:
Disgrafía en niños
La disgrafía en niños es un desafío que afecta su habilidad para escribir, y, por ende, su desempeño académico. La disgrafía es un trastorno que requiere comprensión y apoyo. Con la intervención adecuada y una actitud empática, los niños con disgrafía pueden superar estas dificultades y prosperar académica y emocionalmente.
La escritura es una habilidad vital. Si durante la infancia no se desarrolla adecuadamente esta destreza, puede impactar en la comunicación, organización y éxito académico del niño. Es fundamental actuar con rapidez y brindar al niño las herramientas y el apoyo necesarios. Es esencial comprender sus características y cómo abordarlas:
Desde problemas al sostener el lápiz hasta dolores en el brazo, son indicativos de que el niño podría tener disgrafía.
- Los niños con disgrafía enfrentan retos al escribir, ya sea en dictados, copias de textos o escritura libre.
- Presentan desafíos para recordar y ejecutar los movimientos precisos necesarios para escribir.
- Aunque no está directamente asociado con deficiencias intelectuales o neurológicas graves, puede coexistir con otros trastornos de aprendizaje, como la dislexia o la discalculia.
Disgrafía en adultos
La disgrafía, aunque ampliamente estudiada en niños, sigue siendo un área menos explorada en adultos. Aunque la disgrafía se identifique y se trate con más frecuencia en niños, no debe pasarse por alto en adultos. Reconocerlo y abordarlo en esta etapa puede mejorar la calidad de vida y las capacidades comunicativas del individuo.
Es crucial que los adultos con disgrafía reciban el apoyo adecuado y continúen desarrollando habilidades para manejar este trastorno:
- Persistencia del Trastorno: La disgrafía suele continuar durante toda la educación primaria y secundaria. No es exclusiva de la infancia; los adultos también pueden enfrentar estos desafíos.
- Evolución con la Edad: Las alteraciones en la escritura, detectadas en la infancia, pueden transformarse a medida que el individuo madura. Aunque en niños más grandes y adultos, las deficiencias en caligrafía pueden seguir siendo evidentes, es común que en la adultez las dificultades se manifiesten más en habilidades de composición y expresión de ideas.
- Impacto en la Vida Adulta: En la adultez, los desafíos asociados con la disgrafía pueden afectar la autoestima, el desempeño laboral y la comunicación diaria. Es esencial que los adultos con disgrafía reconozcan sus desafíos y busquen herramientas y estrategias para abordarlos.
Ejemplos y síntomas de la disgrafía
La disgrafía es un trastorno de la escritura que no está relacionado con una deficiencia visual o con una falta de habilidad motriz. Es una afección que puede dificultar a la persona la ejecución de la tarea de escribir. A continuación, se enumeran ejemplos y síntomas comunes de la disgrafía:
Ejemplos de la escritura en personas con disgrafía:
- La escritura puede ser irregular, con algunas palabras legibles y otras no.
- Las letras pueden estar dispuestas de manera errática, sin seguir un patrón definido.
- Letras de distintos tamaños en una misma palabra o frase.
- Palabras que parecen estar apretadas o muy separadas entre sí.
- Uso incorrecto o inconsistente de letras mayúsculas y minúsculas.
Síntomas comunes de la disgrafía incluyen:
- Dificultades en la motricidad fina: Problemas para atar zapatos, abotonar camisas o manipular objetos pequeños.
- Agarre inusual del lápiz: Puede ser demasiado apretado o muy flojo.
- Dificultad para mantener la escritura dentro de los márgenes o entre líneas.
- Fatiga o dolor en la mano al escribir: Esto puede ser más notorio que en otras personas después de escribir durante períodos cortos.
- Dificultad con la organización espacial en el papel: Por ejemplo, puede comenzar a escribir en el medio de la página o desde el borde del papel.
- Evitación de tareas que impliquen escritura.
- Problemas con habilidades motoras en general: Por ejemplo, puede tener dificultades con tareas que requieran coordinación, como practicar deportes.
- Dificultad para seguir instrucciones en secuencia.
- Problemas para procesar información auditiva.
- Dificultades con tareas que requieran organización o secuencia.
Es esencial recordar que no todos los niños o adultos que tienen mala letra tienen disgrafía. La diagnosis precisa de este trastorno suele requerir una evaluación por un profesional especializado que pueda distinguir entre una simple falta de habilidad o práctica y un trastorno más profundo como la disgrafía.
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