Cute aggression, agresión tierna o por qué mordemos a nuestra pareja

cute aggression
Publicado por Francisco Hidalgo Díaz.
¿Qué es una cute aggression o una agresión tierna? ¿Por qué mordemos a nuestra pareja? ¿Qué explica este comportamiento?
Cute aggression, agresión tierna o por qué mordemos a nuestra pareja

¿Qué es cute aggression?

Cute aggression o agresión tierna es el nombre que recibe la manifestación externa y no controlada de nuestras emociones, dando lugar a pellizcos, apretones, mordiscos…

La agresión tierna no tiene intención de causar daño, simplemente es una manifestación de nuestros sentimientos, que no podemos controlar. Suele ocurrir con cosas que nos parecen muy lindas como los bebés, mascotas, niños, familiares… incluso nuestra pareja.

El concepto de cute aggression surge en 2013 por un estudio de Rebecca Dyer y Oriana Aragón. Estas dos psicólogas sociales demostraron que las personas emocionadas solían tener comportamientos contradictorios o extraños. Muchas personas al ser felices, lloran; al ver algo bonito, lo quieren tocar; al ver algo peligroso, se ríen.

La agresión tierna es una forma de lograr el equilibrio en un momento de excitación, funciona como un regulador emocional. Una vez que se realiza la acción, baja la emoción. Digamos que el cerebro necesita acciones del cuerpo para llegar a la homeostasis.

Agresión tierna

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La agresión tierna, o «cute aggression», se define como una reacción instintiva y contradictoria ante situaciones, seres o cosas que percibimos como extremadamente tiernos o adorables. Esta respuesta, que puede manifestarse a través de gestos como apretar los dientes, los puños, pellizcar, morder suavemente o abrazar con fuerza, carece de cualquier intención dañina.

Investigaciones posteriores, como el estudio de Katherine K. M. Stavropoulos y Laura A. Alba en 2018, han profundizado en los mecanismos neuronales detrás de la agresión tierna, vinculándola con las contradicciones entre nuestras emociones intensas y las expresiones físicas de estas. En situaciones de alegría extrema, por ejemplo, podemos encontrar a alguien llorando de felicidad, lo que subraya el concepto de expresiones dimorfas de emoción: mostramos físicamente lo opuesto a lo que sentimos internamente como una manera de moderar y equilibrar nuestras emociones.

La agresión tierna no solo se limita a la ternura hacia bebés o animales, sino que también puede extenderse a situaciones donde las emociones son abrumadoras, provocando reacciones como la risa durante momentos de tristeza o tensión. Estas reacciones no son indicativas de deseos de violencia real; más bien, son expresiones de un exceso de afecto o de emociones positivas que nos abruman. En el contexto adecuado, como en el amor hacia nuestras mascotas o seres queridos, la agresión tierna es un impulso controlable y generalmente inofensivo.

Este entendimiento de la agresión tierna subraya la importancia de ser conscientes de la fuerza de nuestras emociones y de los efectos físicos que pueden tener. Si bien es una reacción natural y humana, reconocer y manejar estos impulsos es crucial para asegurar que no se traduzcan en daño inadvertido. La psicología detrás de este fenómeno nos enseña sobre la complejidad de nuestras emociones y cómo nuestro cerebro busca equilibrar el torrente de sentimientos positivos con respuestas físicas que pueden parecer contradictorias a primera vista.

¿Por qué mordemos a nuestra pareja?

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Morder a nuestra pareja es un impulso que, lejos de buscar hacer daño, es una respuesta emocional compleja e instintiva ante un exceso de ternura o amor que sentimos hacia ella.

Morder delicadamente a nuestra pareja es un fenómeno psicológico y neurológico que refleja una forma intensa de afecto y no necesariamente tiene connotaciones sexuales. Este comportamiento puede sorprendernos, pero se basa en una lógica emocional y científica.

Morder a nuestra pareja se ve influenciado por la segregación de oxitocina, conocida como la hormona del amor, que se libera durante los momentos íntimos con nuestra pareja. La oxitocina intensifica las sensaciones de ternura, llevando a veces a que nuestro cerebro busque equilibrar este exceso mediante una acción opuesta, como una mordida suave. Esta respuesta no busca lastimar sino regular el derroche de dulzura, actuando como una válvula de escape emocional.

Las emociones dimorfas, que son reacciones emocionales aparentemente contradictorias, juegan un papel clave en este fenómeno. Cuando nos sentimos extremadamente felices o abrumados por la ternura, nuestro cerebro puede generar respuestas físicas que parecen opuestas a lo que estamos sintiendo. Esto es similar a llorar de alegría o reír en situaciones de nerviosismo, donde el llanto o la risa actúan como mecanismos reguladores que nos ayudan a manejar la intensidad emocional que experimentamos.

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Francisco Hidalgo Díaz

Psicólogo en Sevilla Este y Director del Centro Avannza

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