Sesgos cognitivos: significado, qué son, tipos y ejemplos

significado de sesgo cognitivo
Publicado por Francisco Hidalgo Díaz.
¿Qué son los sesgos cognitivos? ¿Cómo influyen en nuestras decisiones? ¿Cuáles son los sesgos más habituales? Te damos una extensa lista para que los tengas presente.
Sesgos cognitivos: significado, qué son, tipos y ejemplos

Significado de sesgo cognitivo

Los sesgos cognitivos significan una inclinación psicológica que altera nuestra percepción de la realidad, llevándonos a interpretaciones o juicios que pueden carecer de lógica. Estos sesgos, también conocidos como prejuicios cognitivos, nos permiten llegar a conclusiones de manera rápida, aunque no siempre sean las más racionales o lógicas.

En nuestra vida cotidiana, cada uno de nosotros, sin importar dónde estemos, estamos constantemente influenciados por estos sesgos. Las decisiones que tomamos, las acciones que emprendemos, o las que decidimos no llevar a cabo, están moldeadas por pensamientos, sensaciones, creencias o percepciones que a menudo operan a nivel subconsciente. Estos procesos mentales, aunque nos son en gran parte desconocidos, juegan un papel crucial en cómo percibimos e interactuamos con nuestro entorno, ya sea en el ámbito personal o empresarial.

La cuestión fundamental no es solo la información que tenemos ante nuestros ojos, sino cómo la interpretamos a través del filtro de nuestros sesgos cognitivos. Estos sesgos son omnipresentes y, aunque a menudo no nos demos cuenta de su existencia, configuran en gran medida nuestra visión del mundo y nuestras decisiones.

¿Qué es un sesgo cognitivo?

que es un sesgo cognitivo

Un sesgo cognitivo es una interpretación sistemáticamente errónea de la información que afecta nuestra forma de procesar pensamientos, emitir juicios y tomar decisiones. Estos sesgos son una parte intrínseca de la psicología humana, estudiados detalladamente en la psicología social y cognitiva.

Desde un punto de vista evolutivo, los sesgos cognitivos han sido mecanismos de adaptación fundamentales. Permiten a nuestro cerebro tomar decisiones rápidas ante situaciones complejas o urgentes, actuando como atajos mentales que han favorecido la supervivencia y la adaptación a lo largo de la historia. Esto se debe a que, en momentos críticos, actuar de manera rápida y eficiente ha sido más vital que detenerse a analizar detalladamente cada situación.

Sin embargo, estos atajos mentales también conllevan sus desventajas. Pueden conducir a juicios erróneos o a interpretaciones de la realidad que carecen de objetividad y racionalidad. Estos errores sistemáticos en el pensamiento, la percepción y la memoria pueden provocar desviaciones en el procesamiento mental, alejándonos de una interpretación racional de la realidad.

Los sesgos cognitivos se originan a partir de diferentes procesos, incluyendo:

  • Procesamiento heurístico: Utilización de atajos mentales para tomar decisiones rápidas.
  • Motivaciones emocionales y morales: Tendencias guiadas por sentimientos y valores personales.
  • Influencia social: Impacto del entorno y las relaciones en nuestro pensamiento.

La publicidad y el marketing, por ejemplo, explotan activamente estos sesgos cognitivos (como el efecto anclaje, la reactancia, el sesgo de autoridad) para influir en las decisiones de los consumidores.

En el día a día, nuestro cerebro realiza millones de procesos mentales, y es muy probable que estos sesgos influyan en nuestro comportamiento de forma natural, a menudo sin que nos demos cuenta de ello. Por tanto, aunque los sesgos cognitivos pueden ser útiles en ciertos contextos, también es crucial ser conscientes de su existencia y de cómo pueden distorsionar nuestra percepción de la realidad.

Tipos y ejemplos de sesgos cognitivos

ejemplos de sesgos cognitivos

En psicología cognitiva, se han identificado numerosos sesgos cognitivos, cada uno influyendo de manera única en cómo interpretamos el mundo y tomamos decisiones. Aquí resumimos algunos de los más estudiados:

  1. Sesgo de Correspondencia: Tendemos a atribuir las acciones de otros a su personalidad, mientras que nuestras propias acciones las justificamos por las circunstancias.
  2. Sesgo Retrospectivo: Percibimos eventos pasados como más predecibles de lo que realmente fueron.
  3. Sesgo de Confirmación: Buscamos y recordamos información que refuerza nuestras creencias previas.
  4. Sesgo por Interés Personal: Atribuimos nuestros éxitos al mérito propio y nuestros fracasos a circunstancias externas.
  5. Favoritismo del Endogrupo: Valoramos positivamente a los miembros de nuestro grupo, mientras que solemos tener una percepción negativa de los miembros de grupos externos.
  6. Pensamiento de Grupo: Priorizamos la armonía grupal, lo que puede llevar a decisiones irracionales para evitar conflictos.
  7. Efecto Halo: Un rasgo positivo o negativo en una persona puede influir en nuestra percepción general de ella.
  8. Efecto del Falso Consenso: Tendemos a creer que nuestras opiniones son más comunes de lo que realmente son.
  9. Efecto Forer: Nos identificamos con descripciones de personalidad vagas y generales.
  10. Efecto Arrastre: Seguimos tendencias o creencias populares.
  11. Suerte Moral: Atribuimos una mejor o peor posición moral basada en el resultado de un evento.
  12. Maldición del Conocimiento: Suponemos que los demás saben lo que nosotros sabemos.
  13. Efecto Spotlight: Sobre Estimamos cuánto los demás notan nuestro comportamiento o apariencia.
  14. Heurística de Disponibilidad: Basamos nuestros juicios en ejemplos que vienen rápidamente a la mente.
  15. Efecto Dunning-Kruger: Menos conocimiento implica más confianza y viceversa.
  16. Efecto de Anclaje: Confiar demasiado en la primera información recibida para tomar decisiones.

Cada uno de estos sesgos cognitivos ofrece una ventana al funcionamiento de nuestra mente, destacando la importancia de ser conscientes de ellos para evitar errores de juicio y tomar decisiones más informadas y objetivas.

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Francisco Hidalgo Díaz

Psicólogo en Sevilla Este y Director del Centro Avannza

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